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Cuando los científicos observamos al microscopio tejidos sanos, solemos ver células “centinelas”, las cuales son una “guardia o vigilia militar”, y entre ellas se encuentran los leucocitos, linfocitos, células dendríticas y macrófagos. Estas células, junto con los órganos, trabajan en equipo para defender al cuerpo de todo tipo de invasores, tales como virus, bacterias, cualquier microorganismo patógeno e inclusive de células tumorales.

Pero, ¿qué pasa con el cerebro? ¿Tiene los mismos vigilantes que el resto del cuerpo? ¿Cómo se comunican el cerebro y el sistema inmunológico? 

En el pasado se creía que el sistema nervioso carecía de protección inmunitaria, sin embargo, los científicos dedicados a las neurociencias han demostrado que existen en el cerebro unas asombrosas y colectivas células que forman una extensa red defensiva y brindan protección al cerebro. Esta compleja red celular lleva por nombre microglía.

Microglía y enfermedades: elaboran catálogo de expresión génica
Células de la microglía. Imagen: Way T Wong, National Eye Institute, National Institute of Health

Las células microgliales son los macrófagos del sistema nervioso central y actúan como “carroñeros” dentro de este. Constantemente vigilan al cerebro y médula espinal, para poder destruir a los invasores. Cuando ciertas regiones o tejidos de la médula espinal se ven dañados, las células gliales se activan y viajan al sitio de la lesión para retirar los desechos celulares. En el cerebro, algunas de las células microgliales están presentes ante eventos de infección y se encargan de combatirla, sin embargo, pueden ingresar otras células gliales a través de los vasos sanguíneos para ayudar.

Ante eventos de estrés se ha observado que la microglía se activa y sufre una serie de cambios morfológicos y funcionales, liberando citocinas proinflamatorias y antiinflamatorias, las cuales son proteínas señalizadoras que comunican a todo el sistema inmunológico. La microglía no solo participa modulando la función neuronal durante la inflamación, también está asociada con fenómenos de plasticidad y poda neuronal durante el desarrollo sináptico. 

Por otra parte, se ha visto que la  activación de la microglía y las alteraciones en la inmunidad celular, tiene una mayor prevalencia en pacientes con trastornos mentales, tales como la ansiedad, depresión, esquizofrenia, trastorno del espectro autista, suicidio entre otros, a diferencia de los pacientes sanos.

La implicación de los factores inmunológicos se ha asociado a trastornos psiquiátricos, ya que pacientes con enfermedades inmunológicas como el lupus eritematoso cursan con un cuadro de síntomas psiquiátricos, como la depresión. Además, otros estudios científicos han demostrado que la aplicación de moduladores inmunológicos, como anticuerpos, citocinas o vacunas, inducen síntomas psiquiátricos. Un ejemplo reciente fue cuando recibimos la vacuna contra COVID-19, la mayoría de las personas desarrollamos somnolencia y cansancio.

El conocer esta asociación entre el sistema inmunológico y el sistema nervioso podría ofrecernos importantes biomarcadores que aporten información para detectar poblaciones de riesgo, diagnosticar y ofrecer tratamientos oportunos en ciertos padecimientos.

¿Quieres saber más?

Waxman, S.G. (2011). Neuroanatomía clínica. Mc Graw Hill. Lange. 26ª edición.

Suzuki, H., et al. (2019). Suicide and Microglia: Recent Findings and Future Perspectives Based on Human Studies, Frontiers in cellular neuroscience, 13, 31, pp. 1-10.

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