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Debo admitir que los fósiles no llamaban particularmente mi atención cuando era niño. Sin embargo, recuerdo de manera especial un documental que tenía de protagonista a un dinosaurio, en el que al final, un paleontólogo encontraba uno de sus huesos. Me pareció impactante que ese hueso haya quedado ahí, por 66 millones de años hasta ser descubierto por alguien. 

Los huesos son tan duros, pensé, que nunca se descomponen. Fue hasta mucho tiempo después que comprendí que eso no era realmente un hueso, sino una roca que replicaba fielmente la forma de un hueso. En cierto sentido, una foto instantánea impresa en roca. 

Pero ¿cómo es que un material orgánico, que en condiciones normales se descompone rápidamente, logra convertirse en roca y sobrevivir prácticamente intacto por millones de años?

Las leyes del enterramiento

Antes de hablarles del maravilloso registro fósil, debo mencionar la disciplina que estudia las leyes del enterramiento, mejor conocida como tafonomía. Sin dar muchas vueltas, la tafonomía estudia lo que pasa con los organismos desde que “mueren” hasta que se fosilizan. 

He puesto entre comillas que “mueren”, porque un fósil es cualquier evidencia de vida del pasado de al menos 10 mil años de antigüedad. Lo cual incluye hojas, exoesqueletos, excretas, huellas y otras perturbaciones del sedimento; un fósil no siempre representa un organismo muerto. La tafonomía intenta entender esa delicada transición de la biosfera a la litosfera: la transformación de un resto orgánico en roca.

En el registro fósil encontramos comúnmente elementos duros como partes de esqueletos de vertebrados, conchas de moluscos, esqueletos de corales o espículas de esponjas, pero en ciertas circunstancias también logramos encontrar restos blandos de invertebrados como medusas, ctenóforos, pulpos, embriones, huevos, huellas, heces y hasta vómito. 

Toda esta variedad de fósiles se pueden englobar en unos cuantos tipos de preservación básicos. Los restos blandos, como los que pueden dejar los invertebrados, usualmente se preservan como compresión carbonosa, que es un bosquejo de dos dimensiones hecho con el carbono que queda después de que la presión y la temperatura volatiliza todos los demás compuestos. En la preservación autigénica solemos encontrar moldes en tres dimensiones, hechos con el sedimento que se cuela en las cavidades que deja atrás el material orgánico lábil. 

Por su parte, decimos que hay preservación duripártica cuando parte del material original se encuentra en el fósil. En la permineralización hay un reemplazo muy fino del mineral por el tejido orgánico llegando a tener resolución celular. Hay unos cuantos tipos especiales de fosilización, como la preservación en ámbar, que esencialmente permite una compresión carbonosa en tres dimensiones. Y el permafrost que permite recuperar tejido lábil original, aunque muchos de estos especímenes están en la frontera de pre-fósil y un fósil verdadero, debido a que son muy recientes.

Anthoscytina perpetua copulando en el Jurásico medio (Li et al., 2013)

Uno de los fósiles que más ha llamado mi atención es el de esta compresión carbonosa de dos insectos copulando. Esto ocurrió hace 170 millones de años, en el Jurásico medio y tenemos una foto instantánea de ese momento. Me recuerda que aunque el proceso completo de formación de un fósil tome mucho tiempo, el registro fósil puede tomar fotos instantáneas de eventos que ocurren muy rápido. 

Otro punto a considerar es que hemos excavado un porcentaje muy ínfimo de las rocas fosilíferas, ¿qué especies exóticas y eventos catastróficos se nos están escapando? En esta sección de paleontología, además de contarles la historia de la vida en la Tierra, me encargaré de recopilar los fósiles más sorprendentes, por su nivel de detalle o por significar un evento evolutivo importante. Si tu sabes de algún ejemplo interesante ¡déjalo en los comentarios!

¿Quieres saber más? 

Li, S., et al. (2013), “Forever love: the hitherto earliest record of copulating insects from the middle Jurassic of china“, PLoS ONE 8(11):e78188 | DOI: 10.1371/journal.pone.0078188

Fernandez-López, S.R. (1999). “Tafonomía y fosilización“. En: Tratado de Paleontología, tomo I (Ed. B. MELÉNDEZ, 1998). Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid: 51-107, 438-441.

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Autor

  • Juámas

    Soy biólogo, nacido en Ecuador pero egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en México y Oaxaca es mi lugar favorito del planeta Tierra.

1 comentario en “El glorioso registro fósil”

  1. Un interesante tema, me gustó la forma en como el autor maneja el tema muy bien, yo sugiero que dentro de cada perfil tengan su descripción técnica o profesional, para algún contacto con alguna colaboración.

    Me gustaría que añadan un sistema de valoración de los posts o artículos, sigan así que son GRANDES!

    Profeeee, estos manes si enseñan rebien, le entendí a todo!!!!

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