Búsqueda de inteligencia extraterrestre

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Si el Universo está lleno de vida…

¿Por qué no hemos detectado inteligencia extraterrestre?

La ecuación de Drake es una ecuación para estimar la cantidad de civilizaciones en nuestra galaxia. Es reconocida, en los círculos de divulgación científica, como la segunda ecuación más famosa de la historia (ya saben, después de E=MC2). Esto a pesar de que, en principio, la ecuación es irresoluble y por tanto, en términos prácticos, no sirve para nada. Para comprender mejor esta ecuación tenemos que remontarnos a la historia. 

En el verano de 1960, el radioastrónomo Frank Drake empieza un proyecto piloto llamado OZMA. Llamado así por la Princesa Ozma de la tierra de Oz, un lugar muy lejano al que es difícil de llegar y está poblado de seres extraños. OZMA fue un intento pionero serio de detectar señales de vida inteligente provenientes de otros rincones de la galaxia. Drake “sintoniza” su radio-telescopio a 1420 megahertz, con la intención de “oír” las ondas de radio provenientes de Tau Ceti. Una estrella de aproximadamente la misma edad que la nuestra, a 11 años luz de distancia, en la constelación de la ballena. 

La cuestión es que, a pesar de no encontrar nada salvo comunicaciones militares secretas, este intento pionero de comunicación interestelar causó gran revuelo en la comunidad científica. Así, Drake lideró la primera reunión internacional para la búsqueda de inteligencia extraterrestre: SETI, invitando a personalidades del calibre de Carl Sagan. Al momento de la conferencia, Drake se enfrenta con un problema mayúsculo: ¿Cómo hacemos que esto sea una conversación seria, y no una reunión de fanáticos buscando OVNIS?

Así que se para y escribe en la pizarra la famosa fórmula.

Delimitando la pregunta a: 

¿Cuántas civilizaciones con capacidad de emitir ondas de radio hay en nuestra Galaxia? 

La ecuación de Drake establece que este número, N, debería estar en función de: 

a) cuántas estrellas nacen, R*

b) qué fracción de esas estrellas tienen planetas, fp

c) la fracción de esos planetas con condiciones para que se desarrolle la vida. Es decir, que sea de un buen tamaño, no muy grande ni muy chico, y que no esté muy lejos ni muy cerca de su estrella, ne

d) la fracción de esos planetas viables en donde esa vida de hecho ocurre, fl

e) la fracción de esos planetas con vida, donde se desarrolla la vida inteligente. Esto es: especies con grandes sociedades flexibles, y lenguaje, fi

f) la fracción de esas sociedades que logran desarrollar telecomunicaciones, fc

Y POR ÚLTIMO Y MUCHO MUY IMPORTANTE

g) L es el tiempo promedio en que una sociedad tecnológica puede existir sin ser destruida por cataclismos cósmicos (explosion cercana de una supernova, por ejemplo), cataclismos ‘intraplanetarios’ (desastres naturales), o sin destruirse a sí misma con armas nucleares, por ejemplo. 

Aun con todas estas restricciones, el número de posibles civilizaciones por galaxia es mayor a uno, pero hasta ahora no hemos logrado encontrar señales fidedignas de inteligencia extraterrestre por ningún rincón del vasto Universo. El año pasado, investigadores de la Universidad de Nottingham publicaron un artículo en The Astrophysical Journal, sobre esta paradójica ausencia de comunicación interestelar. Lo que dicen los investigadores es que podemos dar vuelta la ecuación y reformular la pregunta. En lugar de preguntarnos cuántas civilizaciones existen, podemos empezar asumiendo que estas civilizaciones existen, y en su lugar preguntarnos: ¿Por qué no las hemos detectado?

Como les decía, el punto G es muy importante, porque si nos ponemos del otro lado e imaginamos que somos aliens buscando vida en el sistema solar… encontraremos que la especie humana acaba de aparecer como sociedad tecnológica, apenas hace 100 años. 

La teoría especial de relatividad nos recuerda que nada se mueve por el espacio más rápido que la luz (léase: onda electromagnética). La radio, al ser también una onda electromagnética, tiene esta misma velocidad. Esto implica que solo podemos ser detectados por las civilizaciones radio-comunicativas que existan en un radio (en este caso hablamos del radio del círculo, y no de ondas de radio) de 100 años luz. El número al que llegan estos investigadores sugiere que, de haber civilizaciones, la más cercana estaría a 17 mil años luz. Es decir, que esta hipotética civilización vecina, en caso de que supere su adolescencia tecnológica (en caso de que su mundo no se desintegre), estaría descubriendo señales de nuestra existencia dentro de 16 mil 900 años. Y, de enviar ellos un mensaje, este tardará en llegarnos otros 17 mil años. Esto en el mejor de los casos. 

Así que en realidad, si existen civilizaciones extraterrestres o no, no importa demasiado porque es muy probable que jamás sepamos de su existencia, ni ellos de nosotros. Noten que todo esto es referente solo a la Vía Láctea. Una comunicación intergaláctica, incluso con la galaxia espiral más cercana, Andrómeda, a 2 y medio millones de años luz, es impensable con el conocimiento actual que tenemos de la física. 

¿Quieres saber más?

Westby T. and Conselice C.J. 2020. The Astrobiological Copernican Weak and Strong Limits for Intelligent Life. ApJ, 896: 58; available at The Astrobiological Copernican Weak and Strong Limits for Intelligent Life – IOPscience

News – Research sheds new light on intelligent life existing across the Galaxy

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Autor

  • Juámas

    Soy biólogo, nacido en Ecuador pero egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, en México y Oaxaca es mi lugar favorito del planeta Tierra.

2 comentarios en “Búsqueda de inteligencia extraterrestre”

  1. Pingback: ¿Y si nosotros somos los aliens? | La BioZona

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